La psicología infantil habla de “objeto transicional” para referirse a un objeto con el que el niño establece una relación de apego y que sirve de puente entre la madre y el mundo. Tradicionalmente se ha utilizado para esta finalidad un peluche o una mantita, pero actualmente existe una combinación de ambas opciones: el doudou.
El doudou, de origen francés, es una mantita muy suave y plana, normalmente cuadrada, con la cabeza blandita de un peluche. Los extremos del doudou se pueden unir o no mediante nudos, y los hay de diferentes formas, estilos y tamaños.
Sobre todo en los primeros meses de vida, el doudou tiene un papel fundamental como objeto de transición entre la madre y el mundo. La mamá es la única persona que le resulta familiar al bebé al nacer, por lo que su voz y su olor le tranquilizan. Una de las principales características del doudou es que es capaz de retener el olor de la madre y esto hace que el niño se relaje y se duerma más fácilmente. De la misma manera, si el bebé se despierta y no encuentra a su mamá cerca, se siente acompañado. Para conseguir este objetivo es aconsejable que la madre duerma un par de noches con el doudou, ya que así se impregnará de su olor, y lo ponga posteriormente en la cuna del bebé.
Otra característica que hace que el doudou resulte atractivo para los bebé es que es plano y pesa poco, por lo que pueden cogerlo y manipularlo más fácilmente que a un peluche. Además, la parte de la cabeza del doudou les sirve para poder morder, agarrar, manosear, etc. En definitiva, un objeto dulce y reconfortante que el bebé convierte en su fiel amigo. ¿Cuál es vuestra experiencia: vuestros bebés usan o han usado el doudou?
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